"Siempre listos para servir" es el lema de los scouts. Siguiendo ese lema me comprometí con la Iglesia Diocesana de Asidonia-Jerez a petición de su Obispo Mons. Rafael Bellido Caro (qepd) hace ya más de 25 años a desempeñar el cargo de Delegado Diocesano de Enseñanza. El próximo día 23 termina mi servicio.
Ayer, 17 de septiembre, el Obispado quiso reconocer "mi servicio desinteresado y generoso" y me hizo entrega de la medalla "Pro Ecclesia Asidonense". Aunque la oración scout nos dice que debemos actuar "sin esperar otra recompensa que la de saber que hacemos la voluntad de Dios", a nadie le amarga un dulce.
Estas fueron mis palabras de agradecimiento en el acto de entrega de la medalla:
Han pasado más de 25 años desde que Don Rafael Bellido (qepd) me llamó para que ejerciera como Delegado Diocesano de Enseñanza. No pude decir que no porque mi compromiso como scout católico me lleva a estar siempre listo para servir y en ese momento era el servicio que se me pedía.
Luego llegaron a la Diócesis Don Juan del Río (qepd) y Don José Mazuelos que siguieron confiando en mí para desarrollar esta labor tan importante como llevar adelante una Delegación Diocesana que se ocupa de la educación y en concreto de la enseñanza religiosa en la escuela, avanzadilla de la Iglesia en el mundo de los niños y jóvenes donde muchos escuchan hablar de Jesucristo y del Evangelio en esa etapa tan importante de sus vidas.
En esta nueva etapa con Don José Rico, después de un año se renueva la organización de la Diócesis y en esta renovación también ha tocado el turno a la Delegación Diocesana de Enseñanza.
Deseo al nuevo Delegado todo lo mejor en esta apasionante tarea de la enseñanza de la religión encargándole expresamente que cuide mucho al profesorado y especialmente al de la Escuela Pública.
Espero haber cumplido mi compromiso con esta responsabilidad desde aquel día en que ante el Secretario-Canciller pronuncié la misma profesión de fe y juramento de fidelidad que ahora han pronunciado los nuevos responsables de la Curia Diocesana.
Doy gracias a Dios por estos años de servicio a la Iglesia, doy gracias a los Obispos que confiaron en mí y doy gracias a los profesores que han sido ejemplo de fidelidad a la Iglesia y a la misión recibida, y especialmente a los coordinadores que han colaborado conmigo estos años y han facilitado mi trabajo.
Muchas gracias.
Pero el más emotivo y sentido agradecimiento lo recibí del profesorado de religión de los centros públicos.Compartimos un almuerzo cuya existencia ni yo mismo conocía y al que fui llevado engañado. Pero valió la pena. Me sentí tremendamente emocionado de tal forma que incluso no tenía palabras para agradecer tanto reconocimiento, sobre todo cuando llegó el momento de los espléndidos regalos que no merecía. Gracias a todos de corazón.