En la mañana de hoy me he desplazado al Colegio Salesiano de Campano en Chiclana para colaborar en el curso de Responsables de Unidad que organiza la Escuela de Tiempo Libre de Scouts Católicos de Andalucía.
Respondía así a la llamada que me hicieron para que impartiera dos temas a las personas que estando en posesión del diploma de monitor de tiempo libre, se están preparando como responsables de unidad para la Insignia de Madera de 2 tizones.
El primero de los temas era "Origen, evolución y situación actual del Escultismo" que desarrollé mediante una dinamica cuyo resultado se puede ver en la siguiente fotografía, concluyendo con una breve exposición de cómo se encuentra el Escultismo en la actualidad.
El segundo "La Iglesia comunidad de discípulos" donde reflexionamos sobre la Iglesia actual, las primeras comunidades cristianas tal como las describe el libro de los Hechos de los Apóstoles y cómo nuestros grupos scouts se pueden asemejar a esas primeras comunidades.
Hch 2, 42-47. La primera comunidad cristiana
42 Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los
Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las
oraciones. 43 Un
santo temor se apoderó de todos ellos, porque los Apóstoles realizaban muchos
prodigios y signos. 44 Todos
los creyentes se mantenían unidos y ponían lo suyo en común: 45 vendían sus propiedades y sus bienes, y distribuían el dinero entre
ellos, según las necesidades de cada uno. 46 Íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan
en sus casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón; 47 ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo. Y cada día,
el Señor acrecentaba la comunidad con aquellos que debían salvarse.
Terminamos leyendo la "carta a Diogneto" cuyo texto reproduzco a continuación:
Los cristianos en el mundo
"Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que
viven, ni por su lenguaje, ni por sus costumbres. Ellos, en efecto, no tienen
ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida
distinto. Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y
especulación de hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza
basada en autoridad de hombres.
Viven en
ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de
los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y,
sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos,
increíble. Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo
como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es
patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que
todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que
conciben. Tienen la mesa en común, pero no el lecho.
Viven en la
carne, pero no según la carne. Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en
el Cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas
leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se
les da muerte, y con ello reciben la vida.Son pobres, y enriquecen a muchos;
carecen de todo, y abundan en todo.Sufren la deshonra, y ello les sirve de
gloria; sufren detrimento en su fama, y ello atestigua su justicia. Son maldecidos,
y bendicen; son tratados con ignominia, y ellos, a cambio, devuelven honor.
Hacen el bien, y son castigados como malhechores; y, al ser castigados a
muerte, se alegran como si se les diera la vida. Los judíos los combaten como a
extraños y los gentiles los persiguen, y, sin embargo, los mismos que los
aborrecen no saben explicar el motivo de su enemistad.
Para decirlo en
pocas palabras: los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo.
El alma, en efecto, se halla esparcida por todos los miembros del cuerpo;
así también los cristianos se encuentran dispersos por todas las ciudades del
mundo. El alma habita en el cuerpo, pero no procede del cuerpo; los cristianos
viven en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en la
cárcel del cuerpo visible; los cristianos viven visiblemente en el mundo, pero
su religión es invisible. La carne aborrece y combate al alma, sin haber
recibido de ella agravio alguno, sólo porque le impide disfrutar de los
placeres; también el mundo aborrece a los cristianos, sin haber recibido
agravio de ellos, porque se oponen a sus placeres.
El alma ama al
cuerpo y a sus miembros, a pesar de que éste la aborrece; también los
cristianos aman a los que los odian. El alma está encerrada en el cuerpo, pero
es ella la que mantiene unido el cuerpo; también los cristianos se hallan
retenidos en el mundo como en una cárcel, pero ellos son los que mantienen la
trabazón del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal; también los
cristianos viven como peregrinos en moradas corruptibles, mientras esperan la
incorrupción celestial. El alma se perfecciona con la mortificación en el comer
y beber; también los cristianos, constantemente mortificados, se multiplican
más y más. Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les
es lícito desertar."
De la Carta
a Diogneto (Cap. 5-6)