Hace 111 años, el 1 de agosto de 1907, comenzaba el primer campamento scout. 24 muchachos con Baden Powell dan forma a lo que sería el Movimiento Scout. 100 años después, el 1 de agosto de 2007, celebramos el primer amanecer scout, y desde entonces nuestro compromiso de vernos al menos una vez al año, en los últimos días de julio, un año al amanecer y otro al atardecer, para renovar nuestra Promesa.
Este año lo hemos hecho en plena celebración del 50
aniversario de la Delegación Diocesana del M.S.C. de Jerez, de la que todos o
casi todos de los presentes en ese amanecer hemos formado parte.
Nos encontramos aquí porque, en 1918, el Padre Jacques
Sevin S.J. tuvo la idea de defender que la enseñanza del Movimiento Scout era
perfectamente coherente con la visión cristiana del hombre.
Y gracias a que esta idea fue asumida especialmente
por el “cura Carlos” y el “cura Antonio” que viendo el potencial que el Escultismo
ofrecía para la formación, no sólo cristiana, sino también humana de los
jóvenes, se pusieron manos a la obra e iniciaron el movimiento en nuestra
Diócesis.
Hoy, 50 años después y gracias a la Delegación
Diocesana de Jerez permanece el sentido del Movimiento Scout Católico: formar a
los niños y jóvenes en la visión cristiana del hombre, y esto es lo que ha
venido haciendo la Delegación de Jerez en estos 50 años.
Con sus altibajos, siempre ha tenido presente la “C”
del movimiento y su vinculación con la Iglesia, de ahí su valoración por los
distintos Obispos que han pasado por ella, desde los auxiliares de Sevilla que
conformaron la Delegación Regional Diocesana de Escultismo, mucho antes de la
creación de la Diócesis, hasta los titulares que desde 1980 empezando por Don Rafael
Bellido han regido la Diócesis.
Pero no debemos olvidar que la vinculación del Movimiento Scout con la
Iglesia no anula su método y características propias, aunque debe
adaptarse a las circunstancias de tiempo y lugar y al ritmo de la vida. En este sentido, “confesionalidad no significa
regularización de la práctica religiosa, ni instrucción religiosa, sino
descubrimiento progresivo de la Iglesia como lugar donde se realiza la
salvación liberadora de Jesucristo”, constituyéndose los grupos scouts en “lugares de Iglesia, pequeñas
comunidades en ruta donde puede nacer, hacerse y desarrollarse la Iglesia”.[1]
50 años han dado para mucho y esperamos que puedan
cumplirse muchos más y que nuestro Movimiento siga siendo “un buen lugar donde
las personas cristianas se sienten invitadas a fortalecer su fe a través del
encuentro con Jesucristo, el compromiso con la Iglesia, y la opción por
integrar en la propia vida los valores del Evangelio”[2].